El insomnio es el trastorno del sueño más habitual, y se caracteriza por la percepción subjetiva de un sueño insatisfactorio, tanto en duración como en capacidad reparadora, que, además, produce una interferencia durante la vigilia, influyendo negativamente en la calidad de vida. Afecta con mayor frecuencia a mujeres adultas, aunque cada vez es más frecuente en hombres y en la población infantil. A pesar de lo importante que es el sueño en la vida de una persona y que dedicamos en promedio un tercio de nuestra vida a dormir.

El insomnio se puede clasificar atendiendo a su duración o al momento del sueño que se vea más afectado. Por lo tanto, si lo clasificamos en función de su duración, utilizando el punto de corte en tres meses, podemos clasificar en dos tipos:  insomnio crónico e insomnio agudo . Mientras que, si lo clasificamos en base al momento del sueño que más se afecta, lo podemos clasificar en insomnio de conciliación insomnio de mantenimiento insomnio de despertar precozinsomnio mixto  e insomnio global.

Definitivamente, el insomnio afecta la calidad de vida y el bienestar de una persona y es muy necesario tratarlo.

Tratamiento psicológico:

El insomnio no debe ser tratado inicialmente con medicación, salvo en situaciones excepcionales. Existen una serie de tratamientos no farmacológicos que se recomiendan aplicar antes de dar una medicación a la persona que está sufriendo de insomnio.

El tratamiento psicológico tiene una base en las técnicas cognitivo-conductuales. Las aplicaciones de estas técnicas ayudan a evitar la aparición y perpetuación del insomnio, gracias a que producen un cambio en los factores fisiológicos, psicológicos y conductuales que tienden a cronificar el insomnio. Se trata de un tratamiento muy efectivo y que produce efectos positivos a largo plazo. Sin embargo, exige una participación activa y una elevada implicación del paciente, que tendrá que poner en práctica las recomendaciones realizadas por el profesional.

Para entender cómo funciona la terapia cognitivo conductual en el insomnio, debemos conocer el sencillo modelo de las 3 P (predisponente, precipitante y perpetuante).

  1. Los predisponentes para el insomnio son aquellas características individuales de cada individuo (genéticas, psicológicas y fisiológicas) que lo hacen más vulnerable al insomnio.

  2. Los precipitantes suelen ser acontecimientos adversos que ocurren en la vida de una persona. Como muchos de estos acontecimientos son inevitables, el desarrollo o no de insomnio va a depender en gran medida de la vulnerabilidad de la persona.

  3. Por último, los perpetuantes suelen ser los pensamientos negativos que desarrolla una persona que ha sufrido insomnio durante los últimos días. Esa persona, acostumbrada a no descansar las últimas noches, tendrá miedo de ir a la cama porque tiene la experiencia de haberlo pasado mal y anticipará, por tanto, otra noche más sin dormir.


Una vez que hemos entendido los conceptos predisponente, precipitante y perpetuante, vamos a conocer cuáles son los componentes que conforman la terapia cognitivo conductual para el insomnio:

  • Higiene del sueño
  • Ejercicios de relajación y mindfulness
  • Terapia cognitiva
  • Técnica de restricción del sueño