Escucho a las madres en mi alrededor cada vez más agobiadas y cansadas. Me dicen que no van a sobrevivir una segunda cuarentena. Se puede percibir a los profesores cada vez más cansados y haciendo magia a través de una pantalla para que los niños se logren concentrar, especialmente los más pequeños. Muchos jóvenes cursan su segundo año de universidad, sin conocer bien a sus compañeros. Los adultos mayores sienten que están perdiendo dos años tan valiosos, ya que saben que están en su última etapa de vida. Las parejas conviven muchas veces en un espacio ínfimo y tienen que coordinarse para que cada uno pueda realizar teletrabajo y coordinarse de la mejor forma en los otros quehaceres diarios en el mismo espacio. Lo peor de todo, es que pareciera que estas imágenes se están repitiendo idénticamente por segundo año consecutivo, y nadie sabe hasta cuando estaremos así.
Hace más de un año vivimos, prácticamente el mundo completo, en esta incertidumbre completa en esta sensación de caos y todos hacemos lo posible para seguir avanzando en los días, sacar nuestra vida adelante y gritar en nuestro interior por un poco de libertad. Que desafío más grande nos ha tocado vivir y en cada generación se perciben diferentes desafíos para sobrellevar esta época de la mejor forma posible. Sentir angustia es inevitable. Pero saquemos lo mejor de esto. Aprendamos que es difícil controlar todo. La vida nos impone cosas y nosotros tenemos que adaptarnos. Por lo tanto, esta pandemia nos ha enseñado a adaptarnos a nuevas situaciones, a bajar el control que nos gustaría tener sobre nuestra vida y también a disminuir nuestra autoexigencia, ya que es imposible cumplir con todas las tareas que nos impone la pandemia: Homeschool, teletrabajo, casa, familia, pareja, hijos, estar preocupados de los adultos mayores… y un largo etc. A eso se suman, los graves problemas económicos que muchos hogares están viviendo y que agrega una cuota de ansiedad y angustia adicional; y por si fuera poco, algunos de nosotros estamos pasando por un duelo por haber perdido a un ser querido por covid y otros estamos en una angustiosa espera esperando de recibir noticias de los médicos que trabajan en hospitales o clínicas, donde se encuentra internado nuestro ser querido, para saber cómo se encuentra. La información que reciben los familiares es muchas veces escasa y el tiempo de espera se hace eterno. Los Doctores están colapsados e informar a los familiares se convierte muchas veces en un trabajo secundario dada la alta demanda a la que están sometidos a diario.
Dado este escenario, no queda otra que desarrollar una gran resiliencia para poder sobrellevar esta época de la mejor forma posible. Todos lo vivenciamos de una forma diferente, para nadie es fácil y cada uno de nosotros llevamos una carga en nuestra espalda y soñamos por una vida como la que teníamos antes de la pandemia.