Estudios de la psicología positiva, cuyo padre es el gran psicólogo Martin Seligman ha elaborado muchos libros y escritos acerca de la importancia y los beneficios que conlleva practicar la gratitud en el día a día. Analicemos primero este concepto:
¿Qué es la gratitud?
La gratitud es la cualidad de ser agradecido, consiste en apreciar los aspectos (no materiales) de la vida. Es una emoción fuertemente relacionada con la salud mental, la satisfacción vital, el optimismo, la autoestima, las relaciones sociales y la felicidad que perdura a lo largo de la vida. Es una habilidad esencial para lograr el autoconocimiento y la autogestión.
La gratitud es una de las muchas emociones positivas que se pueden sentir. Consiste en centrarse en las cosas buenas de nuestras vidas y en sentirse agradecido por lo que tenemos.
La gratitud es detenerse a darse cuenta de las cosas que solemos dar por sentadas, como tener un lugar donde vivir, comida, agua limpia, amigos, familia e, incluso, acceso a la computadora. Es dedicar un momento a reflexionar sobre lo afortunados que somos cuando nos ocurren cosas buenas, se trate de algo pequeño o muy importante.
La gratitud es muy fuerte y tremendamente poderosa, tanto para la propia persona a nivel emocional, como para vivir y sobrevivir en nuestro entorno a nivel relacional.
¿Por qué es tan importante la gratitud?
- Las personas agradecidas son más felices y están más satisfechas con su vida, sus amistades, su familia, su comunidad y su persona. Experimentan más esperanza, optimismo y autoestima y rinden más en la escuela y el trabajo.
- La gratitud está relacionada con una mayor compasión, dando lugar a relaciones más sólidas. También se asocia con un estilo de vida más saludable, un mejor descanso, un sistema inmune fortalecido y menos emociones negativas como la envidia, la depresión, el sentimiento de soledad y el materialismo.
- La gratitud contribuye a la esperanza, la resiliencia y el afrontamiento de las crisis. Puede ayudarnos a gestionar emociones como la pérdida y el estrés.
- La gratitud puede aumentar los neuroquímicos esenciales. Una mentalidad optimista libera neuroquímicos del bienestar como la dopamina, la oxitocina y la serotonina, hormonas esenciales del bienestar.
- Las emociones positivas compensan las emociones negativas. Las personas que sienten gratitud a menudo y que valoran las cosas, son más felices, están menos estresadas y deprimidas. La gratitud viene a ser como darle la vuelta a la tendencia a quejarse y a pensar en lo que no tenemos.
- Una emoción positiva lleva a otra emoción positiva. Cuando estamos agradecidos, también nos sentimos felices, tranquilos, alegres, amables y cariñosos.
Si bien se puede llegar a pensar que la gratitud es una experiencia que requiere mucha preparación o dedicación, en realidad es un acto que basta repetir cotidianamente para llevarlo a cabo.
La gratitud es una práctica que, de repetirse en el día a día, tiene múltiples beneficios biopsicosociales. Como mencionamos anteriormente, un estudio reciente sugiere que el origen de la felicidad es la gratitud, es decir, poner en práctica la gratitud no sólo produce una mayor durabilidad del neurotransmisor dopamina (hormona del placer), sino también una sensación que libera al cuerpo de los factores del estrés y le otorga un nivel de autoestima necesario.
Entre los principales beneficios de la gratitud en la cotidianidad se encuentran:
- Una notoria felicidad y estado de ánimo positivo.
- Una mayor satisfacción con la vida.
- Menos materialismo.
- Menor probabilidad de experimentar el síndrome de burnout.
- Mayor salud física.
- Mejor experiencia al dormir.
- Menor fatiga.
- Menor inflamación celular.
- Mayor resiliencia.
- Potencia el desarrollo de paciencia, humildad y sabiduría.
- Incrementa las conductas prosociales.
- Fortalece las amistades o vínculos afectivos.
- Ayuda a la eficacia laboral.
- Incrementa la satisfacción laboral
¿Cómo practicar la gratitud en el día a día?
Entre las principales acciones para practicar la gratitud están las siguientes:
- Llevar un diario de las cosas por las cuales se siente uno agradecido, al menos tres al día. El mejor momento para escribir es en las mañanas, al despertar, o en la noche antes de ir a dormir.
- Decirles cotidianamente a las personas en tu vida lo que aprecias de ellos.
- Al mirarte al espejo, darte un momento para pensar acerca de una cualidad que te gusta de ti mismo o valorar una acción que realizaste recientemente.
De esta manera, el poder de la gratitud puede generar conexiones neuronales para brindar una sensación de optimismo y compasión. Mientras más razones tienes para estar agradecido/a, más agradecido/a se está, lo cual produce un ciclo virtuoso de positivismo.